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Se acerca la Navidad


Ya es diciembre, y todos lo saben.

¿Celos?


Soy celosa. Celosa de todos y todo.  Así no haya motivo significativo por el cual deba estarlo, y yo lo sé, siempre termino demostrando lo resentida que estoy con esa persona.
Algunas veces la molestia es mínima; otras, es relativamente considerable. Para cualquiera de las dos tengo métodos distintos al momento de expresar mis achares, pero el quedarme callada nunca es una opción; primero, porque no es bueno que guarde aquello que siento, no me hace bien; y segundo, porque así trate de hacerlo, siempre quedará presente en mi memoria, y en alguna otra oportunidad que tenga, lo “sacaré a la luz” con mayor fastidio del que pude sentir al principio.

La Ñañita


Yo tenía un año cuando me la regalaron, era preciosa, tenía el cabello largo y rubio, los ojos azules con unas pestañas muy bonitas, y llevaba puesto un vestido blanco con dibujos de payasos y corazones. Me gustaba dormir con ella, y a pesar de que su cuerpo era de tela y no hacía nada en especial, era mi muñeca favorita. Su nombre era Ñañita. Así es, Ñañita.

Taxistas


Si me dieran un dólar por cada taxi al que me he subido hasta ahora, sería millonaria. Y es que, gracias a mi experiencia como pasajera, he podido clasificar a los distintos tipos de choferes, o comúnmente llamados, taxistas.

Ventajas de ser "plana"


Primero: Cuando un chico quiera hablar o salir contigo, no lo hará porque fue “eso” lo primero que le llamó la atención, es decir, no se fijará en ti por tus pechos. Además, cuando estén conversando cara a cara, no tendrás problemas si es que te baja la mirada en algún momento, ya que, definitivamente, no te estará mirando “ahí”.

Sofía

 
-Te tengo una sorpresa, estoy seguro que te encantará- dijo D.
-¿Qué es?- preguntó Sofía.
-No te lo puedo decir, pues. Es una sorpresa. Pero necesito que pidas permiso para quedarte conmigo de sábado a domingo.
-¿Quedarme? ¿A dormir?
- Sí
-Ya, veré qué es lo que puedo hacer.

No es lo que parece

 
Hace casi un mes fui a mi ex-universidad para recoger unos documentos que necesitaba. Había mucha gente, demasiada. Entré al “centro de atención al alumno”, saqué un ticket, y me senté en una de las sillas para esperar mi turno. Miré el panel digital en donde indicaban los números de atención y los módulos a donde teníamos que dirigirnos. No veía casi nada, no distinguía bien los números. Sé que debo usar lentes, pero aún no encuentro mi medida exacta.
Estaba nerviosa porque no sabía si ya tocaba que me atiendan o no. Me daba vergüenza pararme para ver más de cerca o preguntar. Todos estaban sentados y la pantalla no estaba tan lejos de mí, sin embargo yo no veía bien.

¿Te angustias? Yo también


Muchas personas dicen que soy una chica alegre y que tengo un don para mejorar el estado de ánimo de los demás. Soy un pañuelo para el que desea llorar, un saco de boxeo para el que está molesto, un cura para el que está agobiado por sus pecados, una masajista para el que está estresado de tanto trabajar, estudiar, o simplemente estresado de no tener nada que realmente lo estrese, una vidente para los que suelen decir: “Pero dime, pues ¿Tú que crees? ¡Dime! Tú sabes. Si hago esto o digo lo otro ¿Estará bien, no?”; pero sobretodo y para todos en general, casi siempre he sido un payaso con una gran sonrisa dibujada en el rostro, un bufón disfrazado de persona.

Amigos de casualidad y ¿Por internet?


S. se encontraba aburrida en su casa. No tenía nada que hacer, nadie con quién hablar, nada de nada. Su único plan era estar sentada frente a su laptop y navegar por internet, buscar cualquier cosa que la distrajera, algo interesante y/o divertido. En una página que había visitado, salía el anuncio de un sitio web en donde se podía conocer gente.

Me disgustan las personas que...


…que se hacen llamar “amigos” y realmente no lo son, porque cuando uno más los necesita, desaparecen como por arte de magia.
…que besan con los ojos abiertos. Así digan: “Es que quería observarte…te ves tan lind@” ¡Patrañas! (palabra usada por mis abuelos) Es de mal gusto besar y abrir los ojos mientras lo haces.

Los besos que más recuerdo

El primero de todos.
Yo estaba en segundo de primaria, tenía siete años; y el niño que me gustaba estaba en primero de primaria, tenía solo unos meses menos que yo. Eran las olimpiadas de mi colegio y, como no había clases, si no nos tocaba realizar alguna actividad (deporte),  nos íbamos a jugar o hacer “lo que queríamos” por cualquier parte del colegio; era como un recreo largo. Mis dos amigas y yo, nos sentábamos a conversar en las escaleras de uno de los pabellones. Compartíamos secretos y hablábamos de los chicos que nos gustaban.

P.M. El chico del café


Estoy buscando a “P.M.”. No es un familiar, no es un amigo, no es un ex, no es nada tan cercano a mí (ni lo ha sido). Es un chico que, hace un mes, conocí en un café.
Como casi siempre, yo había ido al Starbucks después de mis clases para escribir y/o hacer algún trabajo. Dentro del café había tres mesas con dos sillas cada una (mesas para dos), estaban casi juntas y pegadas a la pared.

Tipos de amigos/conocidos


Tengo varios amigos, o mejor dicho, conocidos. Amigos muy pocos; los puedo contar con los dedos de las manos, y quizá los pies. Muchos de mis “conocidos” y amigos tienen tantas cosas en común, que los hacen ser muy semejantes entre sí. ¡Ojo! Muy semejantes, no exactamente iguales.

Amigo desconocido


 
Mi habitación está en un segundo piso. No es grande ni chica; es de un tamaño considerable. Tengo una ventana con vista a la calle, y mi escritorio está ubicado de tal manera que, cuando me siento a estudiar, escribir o revisar mis correos en la laptop, puedo ver a través de ella, los dos edificios de enfrente. Uno de ellos es de cinco pisos, el otro solamente de tres.

No me atrevo a decírtelo


Hay cosas que quisiera decirle a mucha gente que conozco, cara a cara, pero lamentablemente no me atrevo. No lo hago por vergüenza, orgullo, vanidad, hipocresía, y sobre todo, temor a cómo reaccionen. Es por eso que hice una lista con todas las cosas que quisiera decirle a las personas que conozco, o quizá no. Tal vez hay algo para ti….

La felicidad es como el tarot


La felicidad radica en seis cosas; salud, amor, familia, amistad, trabajo y dinero (el orden de los factores no altera el producto), casi como el tarot.
En la vida, no todo va a ser paz y felicidad. Casi siempre habrán problemas, momentos de desdicha, y serán esos los que nos sacarán a todos de la gran monotonía.
Lo ideal es llevar un equilibrio entre las seis cosas mencionadas anteriormente. Si sabes hacerlo, entonces realmente comprendes lo que significa llevar una buena vida.


Viajando en combi


La otra vez tuve que regresar de la universidad a mi casa en combi.
Para los que no saben qué es eso; combi es un pequeño bus que transporta a pasajeros de un lugar a otro, y cada uno de estos vehículos tiene distintas rutas. Estos transportes paran en ciertos lugares o “esquinas” para poder recoger a más gente y que otras personas al mismo tiempo se vayan bajando. Finalmente, el precio de estos pequeños viajes en combi resulta siendo sumamente barato a diferencia de lo que tendríamos que pagar si nos movilizáramos en taxi.
Como seguía diciendo, tuve que regresarme en combi. Sí, tuve, porque yo no quería. Nunca me ha gustado subirme sola a una de estas, me da miedo, y no sé por qué. Toda la vida me acostumbré a ir a cualquier lugar en taxi, o simplemente caminando, pero jamás en combi. Y eso está mal. Porque por esa cobardía, cada vez que no tengo dinero y sé que debo subirme a una, me preparo mentalmente minutos antes y una vez que estoy ahí dentro, viajo con temor, como si fuera turista, alguien que no sabe a dónde está yendo y alguien a la que todos miran como si fuera un extraterrestre.

¡Mentira!


Muchos de nosotros, no todos, pero si la mayoría, hemos mentido (algunos seguro lo harán más adelante). Sí, hemos mentido. Y no me refiero a las mentiras que uno piensa con anticipación (planea), sino a las mentiras de las cuales uno se da cuenta más adelante. Son frases u oraciones que uno dice en el momento sin pensar, sentir, hacer, etc.¿Por ejemplo?

Carta a mi madre


No sé cuándo fue la última vez que te hice una carta; creo que desde que ya no pudiste ver más. No es excusa, lo sé, pero para mí era arduo notar que cada vez se te hacía más complicado descifrar cada palabra de una oración que, poco a poco, se convertía en una simple mancha para ti.

Declarando y Aclarando

Estos dos últimos meses se han pasado volando; para mí. Han ocurrido muchísimas cosas. Cosas que me avergüenza contar; cosas de las cuales me siento muy orgullosa; cosas que nadie, ni mi almohada, sabe, solo yo; y cosas que le han dado esos pequeños toques de júbilo a mi vida.

Y tú ¿Cómo haces el amor?

Mi profesora de segundo de primaria decía: Un hombre y una mujer hacen el amor para tener un hijo, lo cual quiere decir que, se acuestan los dos en una cama, el hombre se posa encima de la mujer, ambos se mueven, y de pronto sucede una especie de “explosión”; y así es como la mujer queda embarazada.
Un momento. Entonces, ¿Hacer el amor significa “hacer un bebé”?

Una nota para tí

Sales de tu casa y caminas por la calle, vas a una tienda, la más cercana. Entras, y agarras una botella de agua. -¿Hola?- dices en voz alta, mientras buscas con la mirada al vendedor. Lo ves salir por una puerta pequeña, le pagas, recibes tu vuelto, lo metes a tu bolsillo, y sales de ahí. Miras a ambos lados de la calle, no hay nadie. Te parece casi un milagro que todo esté tan desolado; hasta hace unas horas atrás, la calle estaba repleta de gente, carros, buses, etc. Giras la chapa de la botella y le das un sorbo a la bebida. Te sientas al borde de la vereda, y a lo lejos ves un anciano acercándose hacia donde estás tú. Tiene el pantalón roto y sucio, y lleva puesta una chompa gris. Das otro sorbo y te levantas lentamente. Ves al hombre cada vez más cerca a ti. Te das media vuelta y caminas hacia tu casa. – ¡Disculpa!- grita el anciano, volteas a mirarlo y esperas a que te diga algo más. -¿Me invitas un poco de tu bebida, por favor? Tengo sed- dice. Lo ignoras por temor, y aceleras el paso hacia tu casa.

Tú no eres mi mejor amigo


Eran vacaciones. Odiaba que sean vacaciones. La llegada del primer día de NO clases significaba que cada vez faltaban menos días para el veinticuatro de diciembre, lo cual al mismo tiempo quería decir que mi novio de entonces, José Ojeda, tenía que irse a Piura, dónde estaba toda su familia.

José y yo estudiábamos lo mismo. Tenía un año y casi un mes menos que yo. Lo había conocido a finales del primer ciclo; llevábamos clase de matemática juntos. Era un chico inteligente, simpático, a veces serio, algo tímido, divertido, detallista de vez en cuando, y muy cariñoso. Medía casi lo mismo que yo (él decía que era un poco más alto), era delgado, muy blanco, y de pelo castaño.

Mi ángel

Llevo unas cuantas horas sentada en este mismo lugar, con mi laptop en frente, un café, un cigarrito y el Microsoft Word abierto para empezar a escribir un post. Ya iba por la mitad, y en un momento me quedé en blanco, así que decidí descansar un poco. Me llamó el gordo, y nos pusimos a conversar. Le conté que estaba escribiendo un post y que me había bloqueado, no podía encontrar una palabra adecuada para la oración. Empezamos a probar distintos términos, y no había ninguno que aluda a lo que yo quería, así que cambiamos de tema y dejé el post a un lado para continuarlo más tarde.

Siempre hay mucho que ver

Domingo por la noche, el gordo y yo estamos caminando por el malecón de Miraflores, vemos un parque que no habíamos visto antes, bueno, el gordo sí pero nunca había caminado por ahí, así que decidimos bajar las escaleras que daban al parque y caminar por aquel lugar. Es grande, tiene mucha área verde y hay figuras semejantes a las líneas de nazca pero estas están formadas con luces que lo hacen ver más llamativo. Parecemos extranjeros caminado con la boca abierta y diciendo – Mira! ¿Qué figura es esa?, ¿How cute, no? -. Sí, en inglés, no sé por qué pero muchas veces se nos da por hablar entre nosotros en diferentes idiomas, es divertido, no juzguen.

¿Quieres estar conmigo?

Nadie entiende cómo pasó, tampoco nosotros. Pero he ahí el detalle, no hay que entenderlo, hay que vivirlo.

Después de ese día (sábado 17 de diciembre), me sentía mejor, ya no estaba ni triste ni molesta como algunos días atrás, porque por fin había alguien que escuchaba cada tontería que decía, y no solo eso, sino que también me aconsejaba y me sacaba una sonrisa a cada instante.

Fin del capítulo


(Primer mes - Segundo mes):
Qué bien la paso! Es muy alegre, cariñoso, atento, detallista, me escucha, etc.
Me llama para preguntarme cómo estoy, si es que necesito algo, y también para decirme lo mucho que me quiere.
Mi tiempo lo dedico a estudiar, salir con mis amigas y salir con él, todo es perfecto.
Cuando hablamos por teléfono me dice que elija un color, cualquiera, así sea el color más rebuscado. Cuando nos vemos me sorprende con una rosa del color que escogí, también me ha regalado un par de aretes, pulseras, anillos, oh…es tan tierno.
Los viernes por la noche nos vamos al Starbucks y los sábados al cine, de vez en cuando también voy a su trabajo para comer juntos. No nos vemos más porque mis padres aún no saben de nuestra relación. Soñamos con que ya sepan de nosotros para poder vernos un poquito más.