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Querer es poder

Tenía que comprar ese helicóptero a como dé lugar, no sabía que iba a hacer, pero tenía que regalárselo a Daniel porque sabía que le iba a encantar y obviamente, sorprender. Para ello necesitaba en primer lugar, dinero. Yo no soy una persona muy ahorrativa que digamos, intento serlo, pero no puedo. El dinero que recibo cada cierto tiempo, lo uso para pagar mi móvil, movilizarme en taxis, y alguna otra cosa que necesite para la universidad.
Lamentablemente soy una persona muy hambrienta o creo que es la ansiedad, pero bueno, digo lamentablemente porque en casi todas las clases me da hambre, y yo sé, seguro dirán ¿Pero por qué esta chiquita no come en su casa?, pues fácil, muchas de mis clases coinciden con la hora del desayuno, almuerzo o cena; así que no tengo tiempo para ir a casa y comer algo, es por este motivo que a casi todas las clases llevo algo de la tienda para comer. Muchos de los que me conocen, saben de qué estoy hablando.
El punto es, entre sol y sol gastado por un sándwich, una galleta o una bebida, termino quedándome con una muy pequeña cantidad de dinero en el bolsillo. Por lo tanto, lo poco que me quedaba, no me alcanzaba ni para comprar una hoja de papel y hacerle un helicóptero de origami (lo sé, que pena), así que decidí recurrir al préstamo.

Les pedí personalmente, mediante correos electrónicos y mensajes en facebook a todos mis amigos. Sin embargo no funcionó, todos me decían:

-Pucha Lu, no tengo nada, estoy misio.

A pesar de las choteadas, un amigo sí se apiadó de mí y decidió prestarme.

-Mira Lucía, se supone que hoy me pagan, así que ni bien lo hagan te aviso y te doy, frescazo.

Esperé todo el día y no hubo respuesta alguna.

-Pucha Lu, hasta ahora nada, pero mañana te aviso igual.

En ese momento yo dije, NO, no Lucía, no puedes esperar más, primero porque ya no quedan muchos helicópteros del modelo que quieres y segundo porque después vas a estar pensando en la deuda que tienes y todo eso, así que no, definitivamente no se puede esperar más.

Pensé y pensé, de alguna forma tenía que conseguir dinero al instante. Cuando de repente, me acordé que hace tiempo quería vender un par de cosas que tenía guardadas por ahí, nada importante o de gran valor. Así que me dije: “genial, muy bien pensado, pero ahora habrá que buscar a alguien que quiera comprar”.
Buscando en internet, encontré a una persona que estaba interesada, le escribí un correo, pero no me respondió.

Media hora después llegó Lorena para irnos a clases, pero antes de enrumbarnos a la universidad, le pregunté a Jaime si conocía a alguien que pudiera estar interesado en comprar “eso”. El me dijo que sí, así que aprovechando que nos íbamos a la universidad pasamos por el lugar que dijo Jaime. Una vez ahí, Lorena y yo fuimos a preguntar, el señor aceptó y me dio lo que necesitaba y un poco más. Salí feliz, tenía la sonrisa de oreja a oreja, ya tenía el dinero conmigo, ahora solo faltaba ir a ripley y comprar el bendito helicóptero.

Llegamos a la universidad, pasaron las dos horas de clase, y aprovechando que teníamos una hora de break, le dije a Lore.

-Bueno, ya tengo el dinero, ahora solo falta que vayamos al ripley este que está a unas calles de aquí y ya.

Tomamos un bus y nos dirigimos a la tienda, una vez ahí, entramos y nos separamos para buscar el juguete. A simple vista, no había nada, solo ropa.

-No estará en el segundo piso?
-Pero que segundo piso Lore, no hay escaleras, creo que este Ripley es de un solo piso.
-Imposible Lu!
-A ver, déjame preguntar.

-Disculpe señorita, hay segundo piso?
-sí señorita, tiene que cruzar la calle, entrar por ahí (señalando otro ripley) y subir por las escaleras eléctricas.

Lorena y yo nos miramos las caras y seguimos las indicaciones de la señorita.

-Asu Lore, no sabía que habían dos tiendas de Ripley juntas.
-Yo tampoco, que raro! Jaja que loco

Entramos y subimos hasta el cuarto piso, en dónde están todos los juguetes. Lorena y yo nos volvimos a dispersar pero tampoco tuvimos éxito alguno. Nos acercamos al señor que estaba en caja y le preguntamos si tenían los helicópteros del modelo que yo deseaba. Empezó a buscar y encontró unos que no tenían nada que ver con lo que yo quería, así que le pregunté si es que tenían otros modelos más, a lo que él dijo, no.
Me quedé callada, miré a Lorena y le dije-vámonos a otro Ripley-.

Saliendo de la tienda, Lore me preguntó si es que quería ir a ver en Saga, solo por si acaso. Con la mínima esperanza de encontrarlo, entré. Estuvimos perdidas por varios minutos, subíamos y bajábamos las escaleras eléctricas sin hallar el lugar en donde estaban los juguetes. Le pregunté a una señorita y me dijo que vendían en el segundo piso pero que debíamos ir al fondo a la derecha.
Situadas en medio de la zona de juguetes, Lore y yo nos volvimos a separar, pasó tan solo un minuto y escuché a lo lejos:

-LUCIA NO ES ESTE?

Corrí hacia donde estaba Lorena y sumamente emocionada le dije que sí era. Ya lo tenía, ahora solo faltaba pagarlo y ya.

-Lu, fíjate el precio
-Ala miércoles! Se supone que estaba mucho menos!
-Es que ahí dice que con CMR te sale a mitad de precio.
-Y ahora? No tengo CMR…
-Mi mamá muchas veces le pide prestado a cualquier otra persona que tenga la tarjeta y ya, así de simple.
-Entonces tengo que buscar a una persona que tenga esa tarjeta y pedirle que me la preste?
-Así es

Empezamos a buscar personas con cara de “buena gente”, personas que quizá se compadezcan de mí y estén dispuestos a echarme un cable.
Algunos nos decían –Ya me estoy yendo- y otros solo decían -No tengo-. Finalmente Lore me dice que hay un señor con cara de bonachón y que le pregunte.
Yo toda obediente me dirigí hacia él, y le dije:

-Disculpe señor, no sé si me pueda hacer un favor, lo que pasa es que quiero comprar este juguete y resulta que el descuento es con tarjeta CMR y bueno, yo no tengo esa tarjeta. No sé si me la podría prestar…por favor por favor por favor!
-No!....jaja no mentira, ya vamos a la caja.

Ahora si estaba súper feliz, el señor fue muy bueno al hacerme ese gran favor; cuando terminé de pagar, le agradecí y con una gran sonrisa, le dije hasta luego.

Por fin tenía el helicóptero que quería, lo tenía justo en mis manos y era totalmente mío, la boleta lo probaba. Ahora sí se lo podía regalar a Daniel.

Yo me propuse conseguir ese helicóptero sea como sea, así lo quise y finalmente lo logré.

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