Viviendo en un albergue


Ya que me lo estuvieron pidiendo, pues aquí está! la historia de mi vida(casi 1 año) en la asociación de las bienaventuranzas, liderada por el padre Omar (sale en la foto con Fernanda) .

Yo ingresé porque con mi condición, Ataxia, un carrito qué me ayuda a caminar y embarazada a punto de dar a luz, iba a ser mi 4ta cesárea y sin lugar a donde ir ni personas que me apoyen en ese momento (no juzgo porque entiendo que es una consecuencia de mi decisión y era medio repelente) estaba a punto de quedarme en la calle. Y antes de que pase eso, una amiga me pasó el número del padre Omar, le escribí y le conté mi historia brevemente y él me contesto de inmediato con un audio super lindo dónde decía que iban a ayudarme con gusto y que le diga dónde estaba para recogerme.
Desde ahí empezó mi vida en el albergue.

Cuando llegué todos eran muy atentos conmigo.
Una de las cosas que también se definió ese día era dónde iba a dormir.
Yo estaba acostumbrada a mi independencia y a valerme por mi misma a pesar de usar un carrito.
Y pese a que no me obligaron, las habitaciones individuales estaban en un segundo piso y por eso me recomendaron estar abajo, en el primer piso, en una zona dónde la mayoría eran personas en cama y con enfermedades. Tenía que dormir ahí y decirle adiós a mi independencia y aunque me costó decir que sí, acepté, además también iban a haber mujeres que cuiden y atiendan.

No negaré que fue complicado, pasé cosas no muy agradables, y choqué con algunas personas, pero voy a enfocarme en lo positivo porque de eso se trata.

Todos los días tuve un techo, comida, ropa, me llevaron a mis controles pre y pos natales, se encargaron de que Fernandita llegue bien y sana a este mundo. Y desde que nació nunca le faltó nada. Tenía ropa, pañales, sus controles mensuales y cómo era la más pequeña de la asociación, era la engreída. La bautizamos y no dude ni un segundo en elegir a su madrina. Nathaly, una de las encargadas del área, técnica en enfermería y una excelente persona. Me ayudó cuando llegué y también a Fernanda, por eso la escogí cómo su madrina.
Hubieron varias personas con las que me llevé muy bien y compartí momentos lindos.
Disfrutábamos cuando había algún show y escuchar la música tan animosa te hacia querer bailar. "y baila a lo loco, baila a lo loco, baila a lo loco....." 
También me gustaba ayudar en lo que pudiese.
"Mi voluntariado" lo llamaba mi comadre.
Era muy feliz cuándo llegaba cada sábado y podía ver a Emma y Amanda. También era bonito recibir visitas de diferentes personas de mi familia.

Así pasó el tiempo, y cuando Fernanda tenía 10 meses, dijimos adiós, por voluntad propia, así cómo cuando entré.
Tomé esa decisión por varios motivos, y el principal fue recuperar mi independencia, poder salir con libertad, criar a Fernanda a mi modo...

Y cómo ya les conté, en ese camino conocí a Dios, y fue él el que me hizo darme cuenta de todas las bendiciones que tuve a pesar de los momentos no tan buenos y mi transformación también me acercó más a mi familia, la cual me brinda ayuda y apoyo a Fernanda y a mí. Estoy muy agradecida y el entrar a un albergue definitivamente fue algo que siempre voy a guardar en mi corazón porque ha sido parte de mi vida.
Gracias padre Omar y gracias asociación de las bienaventuranzas.

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