Una chapa en la arena

Son las cinco de la tarde, Mario y Fiorella están caminando por la orilla de la playa Agua Dulce de Chorrillos, no hay mucha gente por ahí, solo parejas sentadas en la arena esperando la puesta de sol y algunos niños intentando volar cometa con sus padres. Los dos están de la mano y cada uno sujeta sus zapatos con la otra, con cada paso van dejando sus huellas impregnadas en la arena mientras el mar las borra cada cierto tiempo. Durante aquella andanza, Fiorella se inca el pié con la chapa de una botella de cerveza, ella deja caer sus zapatos y se sienta en la arena porque ya no desea caminar, Mario sujeta el pie de Fiorella y empieza a acariciarlo lentamente para producirle un poco de alivio, le da un beso y le dice que la ama. Ella parece no haber escuchado, lo mira y le pregunta si es que algún día podrán ir a una de esas playas del sur de las que mucha gente habla. Mario no entiende el por qué de la pregunta, ya llevan 9 meses de enamorados y en todo ese tiempo no hubo la necesidad de ir a esos lugares. Fiorella le dice que ahí no habría tanta basura como en la playa en donde están y piensa que sería más bonito ir a un restaurante de aquellos. Mario recoge la chapa que estaba a su costado y se la muestra, ella se molesta y le dice que no le está prestando atención. Con una voz tenue, él le explica que muchas parejas podrán estar caminando en ese mismo momento por las playas de allá, pero que muy pocas como él podrán tener la suerte de estar alrededor de muchas chapas como esa para que en cualquier momento uno de los dos se pinche el pié y tengan a alguien a su lado que les acaricie, les dé un beso y les diga te amo.