Translate

¿Quieres estar conmigo?

Nadie entiende cómo pasó, tampoco nosotros. Pero he ahí el detalle, no hay que entenderlo, hay que vivirlo.

Después de ese día (sábado 17 de diciembre), me sentía mejor, ya no estaba ni triste ni molesta como algunos días atrás, porque por fin había alguien que escuchaba cada tontería que decía, y no solo eso, sino que también me aconsejaba y me sacaba una sonrisa a cada instante.
Fue extraño, ya que ese mismo día en la noche, o mejor dicho, en la madrugada del día siguiente, terminé con Daniel, pero a pesar de eso yo me sentía “bien”, así es, bien entre comillas porque fue duro, sin embargo él lo tomó como si nada y yo estaba feliz porque era lo que debía haber hecho hace tiempo, y además había conocido a alguien que me hacía sentir súper bien, el gordo.

Pasaron los días, Daniel se empezó a dar cuenta que esta vez iba en serio, así que me comenzó a buscar y a llamar como loco.
Por otro lado yo comencé a salir con el gordo, la pasábamos genial, hablábamos, nos reíamos, cruzábamos las miradas, rozábamos nuestras manos, nos queríamos. Al momento de despedirnos, ya lo empezaba a extrañar. –Pero ¿Qué me pasa? - pensaba. – Lo conozco desde hace unos cuantos días y ya me gusta…-.

Le contaba a mis amigos, algunos se alegraban por mí, otros me preguntaban – ¿Estás segura? -, y yo solo respondía - ¿No ves que estoy feliz? -.
Supongo que era normal que me lo pregunten, ya que ellos no sienten lo que yo sí.

Faltaban solo unos días para año nuevo, el gordo y yo teníamos clarísimo que la íbamos a pasar juntos, así que empezamos a buscar alguna fiesta, reunión o lo que sea.
Pasaban los días y no teníamos ni un plan, había un par por ahí pero ninguno nos llamaba la atención. Llegó el 31 de diciembre y aún no había nada de nada, recién en la noche me llamó diciéndome que podíamos ir a la casa de unos amigos suyos y después nos íbamos con ellos a una fiesta. Me gustó la idea, no me encantó, solo me gustó ya que yo no conocía a ninguno de sus amigos y me daba un poco de palta. Sin embargo acepté.

El gordo me recogió de mi casa y nos fuimos para allá, llegamos y ahí estaban sus amigos, todos eran un mate de risa, yo no hablaba mucho, porque no tenía nada que decir, pero me gustaba escucharlos y reírme de lo que decían. Cada cierto tiempo el gordo se me acercaba al oído y me preguntaba - ¿Estás bien? ¿Quieres algo?- y también para decirme – Te quiero-.
Después de unos cuantos traquitos nos pusimos a comer, todo era muy bonito y yo estaba muy feliz. Faltaban cinco minutos para las doce, todos se pararon, unos se fueron a traer copas, otros uvas, y el gordo se acercó a la ventana para abrir el champagne y que nadie salga herido.

10,9,8,7,6,5,4,3,2,1...¡FELIZ AÑO NUEVO!!! Todos nos saludamos y nos dimos un gran abrazo, obviamente al primero que se lo di fue al gordo, y fue muy lindo por cierto. Después empezaron las llamadas por aquí y por allá, y una vez que ya todos habían saludado vía telefónica a todos los que querían, nos enrumbamos a la fiesta.
Llegamos, nos “instalamos” y nos pusimos a conversar y a seguir tomando. Algunos bailaban y otros, como yo que encima tenía una ampolla en el pié, preferíamos conversar y escuchar la música que tocaba la orquesta. Todos nos reíamos y la pasábamos bien, yo, personalmente, la estaba pasando muy bien. Estaban el gordo, sus amigos que me cayeron súper bien, había buena música y ricos tragos, no podía ser mejor.
Pero error, si fue mejor. Entre tanto regodeo, el gordo me tomó de las manos, me miró a los ojos y me dijo:

- ¿Quieres estar conmigo?

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. ........continua cuando ?.......esta entretenida. jajajaja carambas tambien eras escritora. Du Prof.W.

    ResponderEliminar