Tú no eres mi mejor amigo

Eran vacaciones. Odiaba que sean vacaciones. La llegada del primer día de NO clases significaba que cada vez faltaban menos días para el veinticuatro de diciembre, lo cual al mismo tiempo quería decir que mi novio de entonces, José Ojeda, tenía que irse a Piura, dónde estaba toda su familia. José y yo estudiábamos lo mismo. Tenía un año y casi un mes menos que yo. Lo había conocido a finales del primer ciclo; llevábamos clase de matemática juntos. Era un chico inteligente, simpático, a veces serio, algo tímido, divertido, detallista de vez en cuando, y muy cariñoso. Medía casi lo mismo que yo (él decía que era un poco más alto), era delgado, muy blanco, y de pelo castaño.