Y llegó Amanda ♡
Y así de rapido pasó mi tercer embarazo, el que muchas veces me hizo creer que no llegaría a un "final feliz" por muchos motivos.
Desde que me enteré que baby3 estaba en camino, pensaba que por tener un tercer embarazo por tercer año consecutivo, algo malo iba a pasar, y no iba a conocer al otro amor de mi vida. Yo (antes) siempre fui una persona súper positiva pero desde que mi primer hijo se fue...dejé de ser así.
La vida se encargó de demostrarme una vez más, que después de una tormenta siempre sale el sol; ese sol fue Emma y ahora también lo es Amanda.
El 6 de febrero de este año, 2 días antes del cumpleaños número 2 de Emilio, tal y como lo planeamos con mi doctor (cesarea programada), nació a las 11:30 am, Amanda, el tercer amorcito de mi vida.
A pesar de que todo mi embarazo fue de maravilla, dejando de lado los millones de malestares, había un poco de riesgo por ser, como repito, mi tercer embarazo y cesarea por tercer año seguido.
Por eso tenía miedo de que en cualquier momento mi útero se rompa por alguna contracción (podía pasar) o que tenga alguna complicación súper grave e incluso mortal.
Yo ya había leído mucho al respecto, por eso mi miedo.
También había leído sobre "finales felices" pero no creía que iba a ser mi caso.
Gracias a Dios, y a mi excelente doctor, todo fue de maravilla.
Antes de la operación, todos los que estaban ahí, doctores, enfermeras, etc, hicieron una oración, claro, yo estaba ahí desnuda, con la panzota iluminada por una luz gigante a punto de ser abierta por tercera vez pero todo eso se me olvidó cuando vi que todos se ponían a rezar alrededor mío.
Algo que también me hizo estar más cómoda aún fue que una de las que estaba haciendo mi cesarea era una ex compañera del colegio, un año menor que yo.
Estaba haciendo su internado en la misma clínica donde yo iba dar a luz!
Por eso cuando me enteré de eso, le escribí días antes para que entre sí o sí a mi cesarea.
Su presencia me dio mucha calma además que noté como le ponía tanta dedicación a lo que hacía que sabía que estaba "en buenas manos", no hay duda que será una excelente doctora.
La cesárea estuvo de maravilla, no sentí ningun tipo de dolor o incomodidad. Ni siquiera me dolió cuando me pusieron la anestecia! Fue increible. Estaba muy feliz.
A las 11:30 am sacaron a Amanda de mi panza y ella de inmediato empezó a llorar.
No la ví al segundo de nacida sino unos 5 o 10 min después que la acercaron y le pude dar muchos besitos. Ni bien la vi pensé lo mismo que pensé cuando vi a Emilio y Emma; es perfecta.
Luego se la llevaron y a mí me siguieron operando.
Yo trataba de descansar porque generalmente luego que te sacan al bebé tienen que asegurarse de limpiar bien el útero, suturar y otras cosas más que demoran masomenos 20 o 30 minutos.
Una vez terminada la cesárea me pasaron a la sala de recuperación.
Estuve ahí por dos horas. Tenían que ver que ya pudiera mover las piernas, porque la anestecia raquidea te duerme totalmente del abdomen para abajo.
Lo que me pareció raro es que a diferencia de la cesarea de Emma que también fue con anestecia raquidea, esta vez pude mover las piernas ni bien entré a la sala de recuperación; mientras que en la otra cesárea me demoré más en moverlas.
Por eso pasadas las dos horas de recuperación me llevaron a mi habitación y a los pocos minutos llevaron a mi bella Amanda ♡
Lo primero que hice fue observarla bien de pies a cabeza y luego me la pegué al pecho para darle de lactar.
Le costó un poco agarrarle el truco pero después ya se volvió toda una experta. Aunque hasta ahora succiona un poco "suave" pero de a pocos está perfeccionandose en el tema.
Ese día fue definitivamente el tercer mejor día de mi vida. Y lo mejor es que todo salió tal cual lo planeé.
Emma también estaba ahí cuando me llevaron a mi habitación, no podía tener felicidad más grande en ese momento que el ver a mis dos princesas juntas. Tan pequeñitas, tan inocentes, tan perfectas. Mis dos arcoiris juntos. Que regalo más hermoso para una mamá.
No hay duda que todos los embarazos y partos son distintos, pero el amor y la ilusión en cada uno de los nacimientos de mis tres hijitos, ha sido igual de inmensa.
Mi corazón no se dividió, simplemente se hizo muchisisísimo más grande.
Desde que me enteré que baby3 estaba en camino, pensaba que por tener un tercer embarazo por tercer año consecutivo, algo malo iba a pasar, y no iba a conocer al otro amor de mi vida. Yo (antes) siempre fui una persona súper positiva pero desde que mi primer hijo se fue...dejé de ser así.
La vida se encargó de demostrarme una vez más, que después de una tormenta siempre sale el sol; ese sol fue Emma y ahora también lo es Amanda.
El 6 de febrero de este año, 2 días antes del cumpleaños número 2 de Emilio, tal y como lo planeamos con mi doctor (cesarea programada), nació a las 11:30 am, Amanda, el tercer amorcito de mi vida.
A pesar de que todo mi embarazo fue de maravilla, dejando de lado los millones de malestares, había un poco de riesgo por ser, como repito, mi tercer embarazo y cesarea por tercer año seguido.
Por eso tenía miedo de que en cualquier momento mi útero se rompa por alguna contracción (podía pasar) o que tenga alguna complicación súper grave e incluso mortal.
Yo ya había leído mucho al respecto, por eso mi miedo.
También había leído sobre "finales felices" pero no creía que iba a ser mi caso.
Gracias a Dios, y a mi excelente doctor, todo fue de maravilla.
Antes de la operación, todos los que estaban ahí, doctores, enfermeras, etc, hicieron una oración, claro, yo estaba ahí desnuda, con la panzota iluminada por una luz gigante a punto de ser abierta por tercera vez pero todo eso se me olvidó cuando vi que todos se ponían a rezar alrededor mío.
Algo que también me hizo estar más cómoda aún fue que una de las que estaba haciendo mi cesarea era una ex compañera del colegio, un año menor que yo.
Estaba haciendo su internado en la misma clínica donde yo iba dar a luz!
Por eso cuando me enteré de eso, le escribí días antes para que entre sí o sí a mi cesarea.
Su presencia me dio mucha calma además que noté como le ponía tanta dedicación a lo que hacía que sabía que estaba "en buenas manos", no hay duda que será una excelente doctora.
La cesárea estuvo de maravilla, no sentí ningun tipo de dolor o incomodidad. Ni siquiera me dolió cuando me pusieron la anestecia! Fue increible. Estaba muy feliz.
A las 11:30 am sacaron a Amanda de mi panza y ella de inmediato empezó a llorar.
No la ví al segundo de nacida sino unos 5 o 10 min después que la acercaron y le pude dar muchos besitos. Ni bien la vi pensé lo mismo que pensé cuando vi a Emilio y Emma; es perfecta.
Luego se la llevaron y a mí me siguieron operando.
Yo trataba de descansar porque generalmente luego que te sacan al bebé tienen que asegurarse de limpiar bien el útero, suturar y otras cosas más que demoran masomenos 20 o 30 minutos.
Una vez terminada la cesárea me pasaron a la sala de recuperación.
Estuve ahí por dos horas. Tenían que ver que ya pudiera mover las piernas, porque la anestecia raquidea te duerme totalmente del abdomen para abajo.
Lo que me pareció raro es que a diferencia de la cesarea de Emma que también fue con anestecia raquidea, esta vez pude mover las piernas ni bien entré a la sala de recuperación; mientras que en la otra cesárea me demoré más en moverlas.
Por eso pasadas las dos horas de recuperación me llevaron a mi habitación y a los pocos minutos llevaron a mi bella Amanda ♡
Lo primero que hice fue observarla bien de pies a cabeza y luego me la pegué al pecho para darle de lactar.
Le costó un poco agarrarle el truco pero después ya se volvió toda una experta. Aunque hasta ahora succiona un poco "suave" pero de a pocos está perfeccionandose en el tema.
Ese día fue definitivamente el tercer mejor día de mi vida. Y lo mejor es que todo salió tal cual lo planeé.
Emma también estaba ahí cuando me llevaron a mi habitación, no podía tener felicidad más grande en ese momento que el ver a mis dos princesas juntas. Tan pequeñitas, tan inocentes, tan perfectas. Mis dos arcoiris juntos. Que regalo más hermoso para una mamá.
No hay duda que todos los embarazos y partos son distintos, pero el amor y la ilusión en cada uno de los nacimientos de mis tres hijitos, ha sido igual de inmensa.
Mi corazón no se dividió, simplemente se hizo muchisisísimo más grande.
Qué lindo lo que escribes Joseé! Qué maravilla es ser mamá!!!
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